miércoles, 22 de abril de 2015

ANTECEDENTES DE ROMA




La gloriosa civilización Romana, tuvo sus orígenes en un pequeño grupo de granjeros y pastores que se instalaron en las márgenes del rió Tiber, en las Colinas Palatinas y sus alrededores. La fundación de Roma se atribuye a tres tribus: los Ramnes, los Ticios y los Lúceres. Estos tres grupos fundaron la llamada Roma Quadrata en el Monte Palatino. Otra ciudad fundada por otro u otros grupos en el Quirinal, se unió a la Roma Quadrata, surgiendo así la civitas llamada Roma. 


La república Romana se caracterizaba por luchas internas, que eventualmente llevaron al éxito de los plebeyos, (romanos de clase baja) y a una nueva clase de gobernantes. La ciudad se expandió, y gradualmente todo el Lazio, la península itálica y la cuenca de Mediterráneo fueron conquistada. En los primeros dos siglos del Imperio, Roma alcanzó el auge de su poderío, pero los primeros signos de decadencia ya aparecían hacia finales del Segundo siglo. Los mitos más famosos acerca de los orígenes de Roma cuentan de la huida de los troyanos de su ciudad de Troya en ruinas. 

Los mellizos sobrevivieron y fueron rescatados cerca de las colinas Palatinas. Una loba amamantó a los mellizos recién nacidos, quienes más tarde fueron hallados y criados por un pastor y su mujer. Una discusión entre los hermanos sobre quién sería el fundador de la ciudad quedó aclarada cuando Rómulo asesinó a su hermano, y Roma se dice que quedó establecida en el año 753 AC.  El Imperio fue incapaz de controlar a sus numerosos súbditos y los cambios sociales y económicos crearon inestabilidad y también la llegada de forzosa de los bárbaros. El cristianismo comenzó a expandirse y los emperadores trataron de unir el imperio por medio de la religión. En el siglo XVII, Roma atravesó un período de embellecimiento y expansión, debidos en gran parte a la obra de dos grandes artistas: Gian Lorenzo Bernini y Francesco Borromini.

 El conflicto entre la nobleza y el pueblo continuaba. La fortuna de Roma sufrió grandes altibajos bajo la ley napoleónica, los bienes de la iglesia fueron confiscados y repartidos entre los oficiales franceses y los italianos más astutos. Roma se convierte en la capital de Italia en 1870 y la ciudad recibe una enorme afluencia de inmigrantes lo que lleva a una rápida y desordenada creación de nuevas viviendas. La situación no mejora con el advenimiento del fascismo. 

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